Entrevistamos al trainer Cesar Peralta, quien tuvo orígenes en La Para (CBA) y se encuentra radicado en el Hipódromo Oscar C. Boero (San Francisco – Córdoba). En interesante reportaje nos cuenta sobre su profesión y también la visión que tiene dentro de la actividad.
Contanos sobre sus inicios en el turf.
Mis abuelos tuvieron caballos de carrera, siempre enfocados en las cuadreras. Después siguió mi papá, que tenía carnicería al igual que mi abuelo, y algunos caballitos. A mi siempre me gustaron los caballos, cuando ellos se iban a correr los esperaba a la noche para saber como habían salido. La sangre un poco tira, así que también tuve carnicería y de la nada empecé a tener caballos en cuida de a poco. Atendía el negocio y cuidaba un caballo, mientras tanto fui haciendo un box al fondo de mi casa, y me la rebuscaba como podía. Siempre quise tener caballos puros, dado a que teníamos mestizos. La primera yegua pura que tuve se llamaba Tai Risueña (Thailindo), esa fue mi primer SPC. Todo esto fue en La Para (CBA), en mi casa teníamos un terreno grande así que ahí edifiqué los boxes. Luego el pueblo fue creciendo, y me tuve que ir porque el municipio comenzó a poner trabas. Me fui al hipódromo de La Para, donde Henry Trucco me hizo seis boxes, también hablamos con la «muni» que nos cedió un lindo lugar para trabajar. Ya veníamos teniendo caballos puros, y ahí empezamos a viajar a Buenos Aires, para correr en Palermo y San Isidro.
¿Y como desembarcaste en San Francisco?
Nosotros salíamos a correr a todos lados, y a San Francisco siempre asistíamos con un par de caballos. Andres Balkenende -Presidente del JC San Francisco- me decía que necesitaban un entrenador, y quería que me radique en el Oscar C. Boero. Eso me fue quedando un poco, en La Para había invertido bastante, ya que teníamos con mi hijo unos 27/28 boxes propios muy lindos. Me costaba salir de mi casa, y venirme acá, así que la pensé mucho tiempo. Después vi que me gustaba más ir a correr a Buenos Aires, que correr cuadreras. Tuve una charla con Luis Grimaldi, le conté, y me dijo que le parecía perfecto, que era una buena iniciativa. Tardé un año más en digerir todo, y un día le dije a Gonzalo (mi hijo) que me venía a San Francisco, me decían que estaba loco. Me vine a San Francisco solo con 4 caballos, y «gonzi» quedó con 14 en La Para.
¿La incorporación de lleno de tu hijo a la caballeriza fue algo positivo?
Si, por supuesto. Siempre trabajamos juntos y cuando él estaba en La Para nos hablábamos siempre, pero no es como estar codo a codo. Nos llevamos muy bien, tomamos las decisiones juntos, y siempre trabajamos a la par. No tenemos diferencias de nada, y tiramos para adelante. Gonzalo es una gran arma para el stud, ya que es un chico muy trabajador, está todos los días, y cuando me voy a Buenos Aires queda él a cargo. Quieras o no, eso quiere decir mucho, por ahí algún cuidador no tiene un hijo que lo pueda respaldar, y queda todo el stud con peones, que no es lo mismo. En estos momentos yo viajo tranquilo, y me voy donde quiera, ya que es mi mano derecha.
¿Y como es la actualidad de tu stud?
Estamos muy bien, Gonzalo estuvo en La Para un año solo, y cuando se vino nos juntamos los dos para trabajar. Tenemos muchas comodidades, el stud es muy lindo, la ducha está cerca, y la cancha también. Hay varias comodidades, que tal vez, no estaban en La Para. El sistema de la cancha cambió, ya que estamos en la arena ahora. Tenemos 30 caballos en este momento, hace unos días atrás teníamos 38, y bueno siempre alguno se va a recuperación, otros se venden, pero estamos entre 30/40 caballos estables. Con el personal estamos bastante bien para la época en la que estamos, es duro conseguir gente, pasamos momentos difíciles cuando nos faltó gente, pero hoy estamos cómodos.
¿Qué tipo de entrenador te consideras?
Me considero un entrenador tranquilo, no me gusta sacarle todo el jugo a los caballos en la cancha. Me gusta dejarlos ganosos, así que la verdad no soy de brutearlos ni garrotearlos. Y por supuesto mi método de entrenamiento es según el caballo, a algunos le gusta que los vareen más y a otros no tanto. Somos un término medio.
¿Es más fácil sacar un potrillo bueno o hacer andar un caballo que viene desde Buenos Aires?
Para mi el caballo en training tiene más posibilidades que el potrillo, porque cuando ya lo compras lo haces con otros ojos. Viene de correr alguna carrera, está totalmente hecho, y hay más posibilidades de que corra bien. Aunque los potrillos siempre son una ilusión, y si lo logras es una satisfacción muy grande, ya que son una caja de sorpresas. Lo bueno es que cuando el potrillo es bueno, te llena de orgullo, ya que lo tenés desde que lo domas. Los dos lados son lindos, pero para mi es más fácil hacer andar un caballo en training.
¿Cuál es tu mayor alegría dentro del turf?
Las alegrías en el turf van y vienen. Pero para mí la mayor alegría de todo esto es cuando un caballo de tu stud cruza el disco adelante. Esa es la mayor satisfacción que puede sentir un entrenador.
¿Y tu mayor tristeza?
Es tener que sacrificar un caballo por algún accidente, eso es lo más triste que puede tener un entrenador.
¿Cómo ves el turf a nivel provincial y nacional?
A nivel provincial no está fácil el turf. Rio Cuarto, Villa Maria, San Francisco, Córdoba, Santa Fé, y toda la actividad de la provincia hace un sacrificio enorme para seguir adelante. Los dirigentes brindan mucho apoyo, al menos acá en San Francisco vemos eso por la parte directiva. Empujan para que vaya para adelante, pero poniendo un granito de arena entre todos, esto irá progresando cada día. A nivel nacional es más fácil, son más fuertes, y hay más dinero de por medio. Algo destacable son las Carreras de Las Estrellas que se están haciendo en la provincia de Córdoba, ya que tienen unas bolsas de premios muy interesantes.